Crónica Brescia 2017

 
Había decidido con mi entrenador participar en primera prueba internacional de la temporada en Brescia (Italia), 15 días antes del objetivo de la temporada, la Contrarreloj de la Copa del Mundo de Maniago (Italia). Aquí debía coger el punto de forma óptimo para las próximas carreras.

Una semana después del Gran premio de Jerez, el 29-30 de abril, se disputaba en el norte de Italia la “Paracycling Cup of Brescia”. El sábado 29 la contrarreloj y el domingo 30 la prueba en ruta. El miércoles 26 de abril por la tarde, salí de España rumbo a Italia acompañado de mi buen amigo y presidente del Club Ciclista Oscense, Miguel Bergua. 1200 km nos separaban de Brescia y tuvimos que hacer noche en tierras francesas. Llegamos a Italia el jueves por la noche, en el tiempo previsto pero con una paliza de viaje considerable y eso que apenas conduje en el trayecto.

El viernes por la mañana era día de activación y reconocimiento del circuito de contrarreloj. Me sorprendió el lamentable estado del asfalto, con múltiples agujeros, baches, curvas peligrosas con grava… vamos todo lo necesario para tener un percance. Dudé si montar la rueda lenticular delantera o no y al final decidí hacerlo con Miguel, vi opciones de podio y decidí ir a por todas, a pesar de que el trazado era muy llano y corto para mis cualidades.

Los nervios se apoderaron de mi y no conseguí dormir por la noche como esperaba. A Las 6:00h de la mañana sonaba el despertador, a las 9:23h debía salir en la crono. Era el sábado 29 de abril y era mi prueba. Tenía un planteamiento de prueba realizado con mi entrenador, ir constante en vatios para dar lo máximo en los 2 últimos kilómetros.
 

Tras un calentamiento de 45 minutos, fui para la salida. Casco Spiuk de contrarreloj, mis mejores galas para el evento. Arranqué al ritmo asignado. Mantuve el ritmo de vatios en la primera vuelta. El pulso estaba demasiado bajo y eso era señal que podía dar más. Aceleré la velocidad en la segunda vuelta al observar la distancia que me llevaba el corredor que me precedía, uno de los favoritos. Conforme me aproximaba a los 2 últimos kilómetros, se aceleraban el pulso, la velocidad y los vatios, tenía ganas de darlo todo.

Tras un giro de 180 grados en una rotonda, la última curva, sólo quedaban los dos kilómetros finales. Entré demasiado rápido, el freno no me respondió como esperaba y lo apreté con más fuerza bloqueando la rueda delantera que patinó sobre el asfalto. Iba derecho a la valla de protección cuando el tubular reventó. Controlé como pude la situación para evitar el golpe y grité de rabia. Mi prueba había terminado.
 

Sin duda me gusta la contrarreloj más que ninguna prueba. Compito contra mi mismo y no contra los demás. Disfruto y me gusta dar el máximo pero volví a pecar de inexperiencia y eso que ya llevo muchas carreras. Igual que en el campeonato de España un trompo me dejó fuera de la disputa del oro, aquí la ansiedad me pudo. Arriesgué donde no era necesario, igual que en el campeonato de España, no hubiera ganado 1 segundo por entrar menos rápido pero cuesta aprender y espero que la lección sea clara para próximas veces. Decepcionado, me subieron en un coche de la organización y para meta.

Analizando los tiempos del potenciómetro, hubiera estado en la disputa de las medallas. Que le vamos a hacer.

El domingo 30 de abril, a las 10:15 horas, tenía lugar la prueba en ruta. 8 vueltas a un circuito de 5,8 km, total 46 km. Pocos para ser una prueba internacional. En primer lugar salían los H5 (handbikers sentados), 30 segundos después los H4 y 1 minuto después de los primeros los H3, mi categoría. Nos posicionan por orden según los resultados de la prueba del día anterior, la reventar el tubular soy llamado de los últimos. Me posiciono donde nadie quiere, en el lado derecho de la salida. A 150 metros de la salida viene una curva de 90 grados cerrada y peligrosa, me dejan el hueco que nadie quiere pero había observado que esa curva no tiene acera y eso me permitía trazar la curva más cerrada gracias a la versatilidad de la Quickie RS Attack en estas lides.


 
Arranco con fuerza. Record de pico de vatios esta temporada. Mantengo la intensidad y entro el primero en la curva. Increíble pero cierto. Al entrar el más cerrado, salgo por medio del carril y me posiciono perfecto cuando de repente me sobrepasan corredores por ambos lados, intento seguir ruedas pero van como cohetes. Los corredores no bajan la intensidad y veo que me falta fuelle para afrontar los repechos que vienen. 12 corredores me sueltan en el repecho más duro y vuelvo a pedalear en soledad. Hago varios intentos por volver a llegar al grupo de cabeza pero poco a poco las distancias se amplían.

Me pasó lo mismo en la salida del año pasado en la Copa del Mundo de Sudáfrica, lo di todo en los primeros metros y luego no fui capaz de aguantar el arreón del grupo tras la curva. Si en Jerez todo había salido perfecto, aquí no. Vuelvo a aprender la lección. En próximas carreras, aplicaré las enseñanzas.

Observé en la distancia un grupo de H4 y llegué hasta ellos con esfuerzo. Allí rodaba otro H3, así que decidí estar un par de vueltas juntos para recuperar sensaciones, saliendo del rebufo de los H4 ya que no podemos rodar juntos corredores de diferentes categorías. Al rato, tomé la iniciativa y comencé a tirar del grupo, eso provocó que los H4 se distanciaran y el H3 se viniera conmigo.

Decidimos colaborar a relevos. Disfruté llevando un ritmo elevado. Fuimos cogiendo rivales. Cada paso por meta nos cantaban la diferencia con el grupo de delante, estábamos a menos de 30 segundos. Fuimos doblados por el grupo de H5 que salió 1 minuto antes que nosotros y eso provoco que no pudiéramos completar las 8 vueltas del trazado. Cuando ellos terminan, termina la carrera para todos.

Al pasar la línea de meta, disputé el sprint con otro h3 que habíamos alcanzado y terminé en el puesto 11. Sin duda contento con las sensaciones, decepcionado con mi salida, de haber aguantado a la cabeza, seguro hubiera mejorado algunos puestos. Lección aprendida, espero ser capaz aplicarla en próximas carreras.

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